concordancia

concordancia
concordancia
1. Es la coincidencia obligada de determinados accidentes gramaticales (género, número y persona) entre distintos elementos variables de la oración. Se pueden distinguir dos tipos de concordancia:
a) Concordancia nominal (coincidencia de género y número). Es la que establece el sustantivo con el artículo o los adjetivos que lo acompañan: la blanca paloma; esos libros viejos; el pronombre con su antecedente o su consecuente: A tus hijas las vi ayer; Les di tu teléfono a los chicos; o el sujeto con el atributo, con el predicativo o con el participio del verbo de la pasiva perifrástica: Mi hijo es un santo; Ella se encontraba cansada; Esas casas fueron construidas a principios de siglo.
b) Concordancia verbal (coincidencia de número y persona). Es la que se establece entre el verbo y su sujeto: Esos cantan muy bien.
2. Reglas generales
a) La coordinación de dos o más sustantivos o pronombres en singular, siempre que cada uno de ellos se refiera a un ente distinto, forma un grupo que concuerda en plural con el adjetivo o el pronombre, o con el verbo del que son sujeto: «Rehogar la cebolla y la zanahoria picadas durante quince minutos» (Pozuelo/PzPérez Técnicas [Esp. 2001]); «El oxígeno, el hidrógeno y el carbono los proporciona el medio» (LpzTorres Horticultura [Méx. 1994]); «La sal y el agua son gratis» (Martínez Evita [Arg. 1995]).
b) La coordinación de dos o más sustantivos o pronombres de diferente género gramatical forma un grupo que concuerda en masculino con el adjetivo o con el pronombre: «Se fríen las rajitas junto con la cebolla y el ajo picados» (Ramos Platillos [Méx. 1976]); «Ahora la casa y el jardín eran otros» (Mendoza Verdad [Esp. 1975]).
c) Si entre dos o más elementos coordinados figura un pronombre de segunda persona (y ninguno de primera), la concordancia con el verbo y con los demás pronombres se establece en segunda persona del plural o, en las zonas del mundo hispánico donde no se usa el pronombre vosotros, sino ustedes, en tercera persona del plural: «La niña y tú cobraréis lo que es vuestro» (Leguina Nombre [Esp. 1992]); «Murphy y tú son unos testigos peligrosísimos» (VLlosa Fiesta [Perú 2000]); si hay un pronombre de primera persona, la concordancia se establece en primera persona del plural: «¿Te acuerdas de aquel día en que bailamos Chema, tú y yo?» (Diosdado Trescientos [Esp. 1991]).
3. Casos especiales en la concordancia nominal
3.1. Determinante único para varios sustantivos. Cuando se coordinan dos o más nombres concretos cuyos referentes son entidades distintas, lo normal y recomendable es que cada uno de ellos vaya precedido de su propio determinante: «Consiguieron que la madre y la hija se repusieran de las contusiones» (Allende Casa [Chile 1982]); «Este permiso podrá ser disfrutado indistintamente por la madre o el padre» (Estatuto [Esp. 1985]); «Se hizo uso ilegal de mi capital y mis acciones bursátiles» (Proceso [Méx.] 9.2.97); y no «El diestro y toro se funden en una sola figura» (Clarín [Arg.] 17.3.97); «Dejé mi cartera y llaves en la silla de la entrada» (Época [Chile] 1.7.96). Pero existe la posibilidad de que dos o más sustantivos coordinados lleven un solo determinante, el cual debe concordar en género y número con el sustantivo más cercano; esta posibilidad se da cuando los sustantivos coordinados se refieren a la misma cosa o persona: «La manera de preparar la mamadera o biberón» (VV. AA. Mamar [Arg. 1983]); «Según la esposa y representante de Mingote, Isabel Vigiola» (País [Esp.] 1.2.89); cuando llevan un adjetivo antepuesto que califica a todos ellos: «Construyó también un horno criollo para cocer su propio pan y pizza a la piedra» (Chavarría Rojo [Ur. 2002]); y cuando los sustantivos se conciben como una unidad y se refieren a partes de un mismo conjunto o a aspectos parciales de un todo: «En mérito a vuestro empeño y dedicación» (Ventosilla Mariscal [Perú 1985]); «Las ventanas y balcones estaban herméticamente cerrados» (Mendoza Verdad [Esp. 1975]); «Esta medida [...] debería ir acompañada de mejoras en la seguridad y control de los barcos» (FVigo [Esp.] 15.6.01).
3.2. Adjetivo pospuesto a varios sustantivos. Cuando un adjetivo califica a dos o más sustantivos coordinados y va pospuesto a ellos, lo más recomendable es que el adjetivo vaya en plural y en masculino, si los sustantivos son de distinto género: «Tiene el pelo y la barba enmarañados» (Matos Noche [Cuba 2002]); «Apareció [...] vestida con traje y mantilla blancos» (Hernández Secreter [Esp. 1995]). Si concordase solo con el último de los sustantivos, se generarían casos de ambigüedad, pues podría interpretarse que el adjetivo únicamente se refiere al más cercano: vestida con traje y mantilla blanca (¿el traje y la mantilla son blancos, o solo es blanca la mantilla?). No obstante, cuando los sustantivos coordinados se conciben como una unidad, de la que cada uno de ellos designa un aspecto parcial, el adjetivo puede concordar en género y número con el más próximo: «La gente de origen y habla francesa predomina en la provincia de Quebec» (Tiempo [Col.] 1.7.98).
3.3. Adjetivo antepuesto a varios sustantivos. Cuando un adjetivo califica a varios sustantivos coordinados y va antepuesto a ellos, lo normal es que concuerde solo con el más próximo, tanto en género como en número: «Distribuía [...] esteroides anabolizantes [...] a deportistas sin la preceptiva autorización y control médicos» (Vanguardia [Esp.] 1.6.94); «La indispensable vigilancia y control nocturnos brillan por su ausencia» (NProvincia [Arg.] 5.3.97). No es correcto, en la mayoría de los casos, poner en plural el adjetivo antepuesto si se coordinan sustantivos en singular: «Gudú será [...] el gran destructor de sus propios reino y dinastía» (Abc [Esp.] 29.11.96); debió decirse su propio reino y dinastía. Solo en algunos casos, si los sustantivos coordinados son nombres propios de persona o cosa, o nombres apelativos de persona, el adjetivo antepuesto va en plural: «Allí estaba [...] Ernestina con su marido, Luis de la Rosa, más los dos hijos de estos, los simpáticos Paco y Toni» (Vanguardia [Esp.] 30.6.95); «Lepprince me hizo pasar [...] a saludar a sus futuras esposa y suegra» (Mendoza Verdad [Esp. 1975]).
3.4. Adjetivo pospuesto a sustantivos unidos por la conjunción o. Cuando un adjetivo califica a dos o más sustantivos unidos por la conjunción o y va pospuesto a ellos, deben distinguirse dos casos:
a) Cuando la conjunción o es propiamente disyuntiva, esto es, denota exclusión, alternativa o contraposición entre los referentes designados por los sustantivos que une, lo más recomendable es que el adjetivo vaya en plural y en masculino, si los sustantivos son de distinto género, para dejar claro que el adjetivo califica a todos ellos: «Hay veces en que un tobillo o una muñeca rotos no muestran alteración exterior» (Almeida Niño [Arg. 1975]); «Cada vez que mueren un hombre o una mujer viejos [...], toda una biblioteca muere con ellos» (Fuentes Espejo [Méx. 1992]); «Hubo un silencio, el silencio o la pausa necesarios para que quien ha insultado pueda retroceder y congraciarse sin retirar el insulto» (Marías Corazón [Esp. 1992]). Solo en contextos en que no haya duda de que el adjetivo se refiere a todos los sustantivos coordinados es admisible, aunque menos recomendable, que el adjetivo concuerde solo con el más próximo: «El baño o la ducha diaria son altamente beneficiosos para quien los practica» (VV. AA. Tercera edad [Esp. 1986]); «El padre o la madre fumadora se ha de esconder en el lavabo para sustraerse a la mirada inquisidora de sus propios hijos» (Vanguardia [Esp.] 1.6.94).
b) Cuando la conjunción o denota identidad o equivalencia, es decir, une sustantivos que se refieren a una misma realidad, el adjetivo ha de aparecer en singular y en masculino, si los sustantivos son de diferente género. Lo normal, en estos casos, es que el segundo sustantivo vaya sin determinante: «El aerógrafo o pistola usado debe ser adecuado al compresor» (FdzChiti Cerámica [Arg. 1982]); «Doña Elisa entró acompañada de un trompo o peonza travieso y juguetón que era Ana» (Luján Espejos [Esp. 1991]).
3.5. Varios adjetivos coordinados en singular que modifican a un sustantivo plural. Cuando se hace referencia a varios entes de la misma clase mediante un único sustantivo en plural, asignando a cada uno de ellos una característica diferente, los adjetivos coordinados, normalmente pospuestos, van en singular, pues cada uno de ellos afecta a uno solo de dichos entes: «A su nacimiento concurrieron [...] por igual las razas blanca y negra» (HdzNorman Novela [P. Rico 1977]). Cuando los adjetivos van antepuestos, resulta forzado referirlos a un sustantivo plural: el Antiguo y Nuevo Testamentos, a medio (o, en América, a mediano) y largo plazos; en estos casos se recomienda poner el sustantivo en singular y, si lleva determinante, repetirlo ante cada adjetivo: el Antiguo y el Nuevo Testamento; a medio (o a mediano) y largo plazo. Si lo que se coordinan son ordinales, 3.6.
3.6. Varios ordinales coordinados que modifican a un mismo sustantivo. Cuando varios numerales ordinales modifican, coordinados, a un mismo sustantivo, designan forzosamente una pluralidad de seres, pues cada ordinal señala un elemento distinto dentro de una serie. Si los ordinales van pospuestos, lo normal es que el sustantivo vaya en plural: «El ascensor llegó abarrotado desde los sótanos primero y segundo» (Marsillach Ático [Esp. 1995]); si los ordinales van antepuestos, el sustantivo puede ir en singular o en plural, con cierta preferencia en el uso por el singular: «Adiviné la escena desde el ascensor, entre el cuarto y sexto piso» (Onetti Viento [Ur. 1979]); «Se había empeñado en invitar allí a toda la tertulia [...] para leerles el primero y segundo actos de un drama» (PzReverte Maestro [Esp. 1988]). Para la concordancia entre sujeto y verbo en estos casos, 4.6.
3.7. Cardinal en función de ordinal. Cuando un numeral cardinal con flexión de género se pospone, con valor de ordinal, a un sustantivo femenino, puede aparecer en masculino, concordando con el sustantivo elidido número, o en femenino, concordando directamente con el sustantivo al que se refiere: página doscientos o página doscientas ( cardinales, 8).
3.8. Construcciones partitivas. Las construcciones partitivas están formadas por un primer elemento, que ha de ser un cuantificador, y un segundo elemento, introducido por la preposición de, que es, bien un sustantivo precedido de determinante, bien un pronombre; el primer elemento designa la parte, mientras que el segundo designa el todo: una de las participantes, la mitad del público, muchos de nosotros, etc. Si ambos elementos tienen flexión de género, debe haber concordancia forzosa entre ellos: «Rusa educada en Estados Unidos, Meir [...] fue una de las firmantes de la declaración de independencia de Israel» (GmnzBarlett Deuda [Esp. 2002]); «Lidia Ariza [...] dijo que se considera una de las mejores actrices de este país» (Dedom [R. Dom.] 14.1.97); por tanto, cuando se utilizan cuantificadores con flexión de género (uno -na, muchos -chas, varios -rias, etc.), no es correcto usar el femenino en la designación de la parte y el masculino en la designación del todo, aunque con ello se pretenda señalar que la parte aludida pertenece a un colectivo mixto: «Se escucharon las proposiciones de Míriam Orellana, [...] una de los académicos invitados» (Hoy [Chile] 7-13.12.83); «Usted es una de los alumnos más brillantes de que goza la Facultad» (Bain Dolor [Col. 1993]); debió decirse, respectivamente, una de las académicas invitadas, una de las alumnas más brillantes.
3.9. Sustantivos epicenos. La concordancia debe establecerse siempre en función del género gramatical del sustantivo, y no en función del sexo del referente ( género2, 1b).
3.10. alteza, majestad, señoría, excelencia, etc. Con estos tratamientos de respeto, los determinantes y adjetivos adyacentes van en femenino, de acuerdo con el género gramatical de estos sustantivos e independientemente del sexo del referente: «Nos dirigimos efusivamente a vuestra excelencia para manifestarle nuestra gratitud» (Alape Paz [Col. 1985]); «Su Graciosa Majestad británica Jorge VI le pedía a sir Winston Churchill que formara un nuevo gabinete» (Val Hendaya [Esp. 1981]). Sin embargo, el adjetivo en función de atributo o de predicativo, al igual que otros elementos no adyacentes, como los pronombres, aparece en el género que corresponde al sexo del referente: «Sus señorías estaban enfrascados en el Parlamento en una ardua discusión» (Cacho Asalto [Esp. 1988]).
3.11. de tipo o de carácter + adjetivo. Estas construcciones se posponen a un sustantivo para asignarle, de manera indirecta, una determinada característica. El adjetivo que expresa dicha característica ha de ir en masculino singular, pues debe concordar con las palabras tipo o carácter: «Con tal de no tener mayores discusiones de tipo económico» (Esquivel Deseo [Méx. 2001]); «Es una pintura de carácter simbólico» (Leguineche Tierra [Esp. 2000]); no es correcto hacer concordar el adjetivo con el sustantivo que precede a toda la construcción: «La situación puede obedecer a una razón de tipo estratégica» (NProvincia [Arg.] 13.4.97); «Los estudios de impacto ambiental [...] han permitido acciones de carácter correctivas» (Universal [Ven.] 17.4.88).
3.12. lo + adjetivo + que. El adjetivo de esta estructura enfática debe concordar en género y número con el sustantivo al que se refiere: «Esto demuestra lo espabiladas que son las mozas de la comarca» (Beltrán Pueblos [Esp. 2000]). Es incorrecto inmovilizar dicho adjetivo en masculino singular: «Hago esta sugerencia por lo perjudicial que son las pérdidas de clase» (Época [Chile] 22.7.96); debió decirse lo perjudiciales que son.
3.13. (el) uno con (el) otro, (la) una a (la) otra, etc. Los indefinidos uno y otro, opcionalmente precedidos de artículo y separados entre sí por una preposición (a, con, de, en, etc.), aparecen como refuerzo en las construcciones recíprocas: hablan mal el uno del otro, se apoyan unas a otras, confían los unos en los otros, etc. Si la reciprocidad se establece entre seres de distinto sexo, lo normal y recomendable es que ambos indefinidos vayan en masculino: «Acababan de celebrar las bodas de oro matrimoniales, y no sabían vivir ni un instante el uno sin el otro» (GaMárquez Amor [Col. 1985]); «Se besan, se abrazan, intentan fundirse el uno con el otro, [...] él le aprieta las nalgas, ella tira de sus brazos» (Sierra Regreso [Esp. 1995]); no obstante, aparecen ejemplos ocasionales, incluso entre escritores de prestigio, en que cada indefinido va en un género distinto: «Desde un principio se hicieron mucha gracia el uno a la otra» (Marsé Rabos [Esp. 2000]).
4. Casos especiales en la concordancia verbal
4.1. Sujeto de varios elementos en singular unidos por una conjunción copulativa. Debe tenerse en cuenta lo siguiente:
a) Si los elementos coordinados se refieren a entidades distintas, el verbo va en plural: «Su voz y su gesto han hecho nido en mi corazón» (Matos Noche [Cuba 2002]); «En el patio crecían un magnolio y una azalea» (Mendoza Ciudad [Esp. 1986]); pero si dichos elementos se conciben como una unidad, de la que cada uno de ellos designa un aspecto parcial, el verbo puede ir también en singular: «El desorden y la algarabía es total» (Leñero Mudanza [Méx. 1979]); en ese caso es frecuente que solo lleve determinante el primero de los elementos coordinados: «La dirección y realización corrió [...] a cargo de Manolo Bermúdez» (Díaz Radio [Esp. 1992]). El verbo suele ir asimismo en singular cuando el sujeto va pospuesto y los elementos coordinados son sustantivos abstractos o no contables, especialmente si aparecen sin determinación: «Me gusta el mambo y el merengue» (GaRamis Días [P. Rico 1986]); «Solo me queda ánimo y tiempo para responderle lo que sigue» (Proceso [Méx.] 20.10.96).
b) Si los elementos coordinados se refieren a una misma cosa o persona, el verbo irá necesariamente en singular: «La actriz y cantante está bastante molesta» (Universal [Ven.] 17.4.88).
c) Si los elementos coordinados son gramaticalmente neutros, como infinitivos, oraciones sustantivas o pronombres neutros, el verbo va en singular: «No creo que sumar y restar sea lo suyo» (Sierra Regreso [Esp. 1995]); «Le gusta que la quieran y que la apoyen» (Tiempo [Esp.] 3.12.90); «Ni aquello ni esto hubiera sido posible» (Abc [Esp.] 25.1.85); pero si los elementos neutros coordinados se conciben o presentan en el enunciado como realidades diferenciadas, contrastadas o enfrentadas, el verbo irá en plural: «Informar y opinar son los dos fines específicos y diferenciales del periodismo» (MtzAlbertos Noticia [Esp. 1978]).
4.2. Sujeto de un elemento en singular unido a otro por junto con, además de, así como. Cuando a un elemento en singular le sigue otro, asociado a él mediante los nexos además de, junto con, así como, y todo el conjunto se antepone al verbo, este puede aparecer en singular, entendiendo que solo el primer elemento es, estrictamente, el sujeto oracional: «Fermín, junto con la madre, la arrastra hacia afuera» (Gambaro Malasangre [Arg. 1982]); «El saxo, así como otros instrumentos de viento y numerosos objetos culturales de forma alargada, es tenido por símbolo fálico» (Quezada Mensaje [Chile 1992]); o en plural, entendiendo que esos nexos funcionan a modo de conjunción copulativa y dan lugar, por tanto, a un sujeto plural: «Ese sacerdote, junto con otros nueve, cruzaron la puerta e iniciaron la marcha» (Velasco Regina [Méx. 1987]); «La velocidad de salida de la Tierra así como la de llegada a Marte son también demasiado elevadas» (RzGopegui Hombres [Esp. 1996]); en el caso de que el elemento que no lleva el nexo sea el que aparece inmediatamente antes del verbo, este solo podrá ir en singular: «Junto con Roca, Mitre dominó la escena nacional del fin del siglo» (Giardinelli Oficio [Arg. 1991] 276). Si todo el conjunto se pospone al verbo, o un elemento aparece delante y otro detrás, el verbo va asimismo en singular: «En mi habitación ahora dormía mi hija Angélica, junto con su compañero» (Bolaño Detectives [Chile 1998] 378); «Hace falta una gran perspicacia así como un innegable don de la oportunidad» (GaSánchez Alpe d’Huez [Esp. 1994]); «Además de dos monjitas, asistía el capellán del colegio» (Araya Luna [Chile 1982]).
4.3. Sujeto de un elemento en singular unido a otro por la preposición con. Si un elemento en singular va inmediatamente seguido de un complemento de compañía precedido de con, lo normal en la lengua general actual es que el verbo vaya en singular, entendiendo el complemento preposicional como un simple circunstancial: «Don Floro con sus hombres prepara una mesa» (Candelaria Guadalupe [Col. 1975]). No obstante, puede admitirse la concordancia en plural con el verbo, entendiendo que la preposición funciona a modo de conjunción copulativa: «Llegaron al puerto el padre con el hijo» (Gutiérrez Copa [Chile 1968]); «El doctor con su esposa llegaban tarde» (Lezama Oppiano [Cuba 1977]); de esta concordancia existen ya ejemplos en el español medieval y clásico, y hoy se da con cierta frecuencia en algunas zonas de América. La posibilidad de poner el verbo en plural en estos casos ha dado lugar a una construcción especial, extendida en varios países de América y, en España, en zonas de influencia del catalán, que consiste en poner el verbo en primera persona del plural cuando el sujeto es un «yo» elidido que lleva asociado un complemento precedido de con, presente en la oración: «Dile a la Rubia que con Pablo estuvimos haciendo el elogio más subido que puede hacerse por dos poetas de una dama ausente» (Asturias Carta [Guat. 1950]); «Vos sabés, Tita, que con Ana María fuimos una pareja que nos quisimos mucho» (Pavlovsky Potestad [Arg. 1985]). En ambos ejemplos el contexto permite determinar con claridad que en la acción están implicados solo dos individuos, el yo que habla y la persona que se menciona en el complemento preposicional; así, las construcciones resaltadas en los ejemplos equivalen, respectivamente, a yo y Pablo estuvimos, yo y Ana María fuimos; pero en muchos otros casos la construcción resultará ambigua, pues en el español general se interpreta que el sujeto del verbo en primera persona del plural es un «nosotros» (quien habla y alguien más), al que se sumaría la persona mencionada en el complemento preposicional; por ello, aun siendo normal en el habla culta de algunas áreas del mundo hispánico, se recomienda evitar esta construcción en aquellos casos en que el hablante perciba el riesgo de no ser correctamente interpretado.
4.4. Sujeto de dos elementos en singular unidos por tanto... como. El verbo debe ir en plural: «Tanto mi hermano como su novia iban pendientes de la carretera» (VqzMontalbán Soledad [Esp. 1977]).
4.5. Sujeto de varios elementos en singular unidos por una conjunción disyuntiva. Debe tenerse en cuenta lo siguiente:
a) Cuando la conjunción o es propiamente disyuntiva y une, por tanto, elementos referidos a entes distintos, el verbo puede ir en singular o en plural. Si la disyunción se presenta como excluyente, obligando a seleccionar como sujeto uno solo de los elementos coordinados, el verbo va en singular: «Una misma opinión es diferentemente valorada si la expresa un hombre o una mujer» (Orúe/Gutiérrez Fútbol [Esp. 2001]). Si la disyunción expresa indiferencia, presentando, simplemente, distintos sujetos posibles, el verbo puede ir indistintamente en singular o en plural: «Solo un idiota o un ciego podría confundirla con su melliza» (Andahazi Piadosas [Arg. 1999]); «Seguramente mi madre o mi abuela habían ido a casa de algún vecino, porque la puerta de casa estaba ligeramente entornada» (Llongueras Llongueras [Esp. 2001]). Si los sustantivos van seguidos de un adjetivo en plural ( 3.4a), el verbo irá forzosamente en plural: «El oído o el ojo humanos no perciben tal distorsión» (Neri Satélites [Méx. 1991]). Si la conjunción o une los dos últimos elementos de una enumeración no exhaustiva, el sujeto representa la suma de todos los elementos de la enumeración y el verbo va, por tanto, en plural: «Julio Espinosa, Ana Fernández, Gonzalo González o Pedro Hernández son algunos de los que conforman la lista de autores» (Canarias 7 [Esp.] 17.5.99).
b) Cuando la conjunción o denota identidad o equivalencia, el verbo debe ir en singular, ya que los elementos coordinados se refieren a la misma cosa: «El quejigo o roble enciniego no forma grandes masas» (VV. AA. Bosques [Esp. 1998]).
4.6. Sujeto de un solo sustantivo al que van referidos varios adjetivos ordinales. Aunque el sustantivo esté en singular ( 3.6), el verbo irá en plural: «La primera y segunda división conservarán su representación actual» (Nación [C. Rica] 11.4.97).
4.7. Sujeto de nombre colectivo. Los sustantivos colectivos son aquellos que, en singular, designan un conjunto de seres pertenecientes a una misma clase (gente, clero, familia, rebaño, hayedo, cubertería, etc.); los colectivos denotan por sí mismos la clase de seres a la que pertenece el conjunto (la gente se compone de personas, el clero de clérigos, la familia de parientes, etc.). Cuando uno de estos sustantivos funciona como sujeto, el verbo debe ir en singular, así como los pronombres o adjetivos a él referidos: «El rebaño se aleja definitivamente» (Bojorge Aventura [Arg. 1992]); «Esa misma gente prefiere que la embauquen a sentirse defraudada» (Esquivel Deseo [Méx. 2001]); a veces, sobre todo cuando sujeto y verbo están alejados por la existencia de elementos interpuestos o incisos, el verbo va indebidamente en plural, al realizarse la concordancia de acuerdo con el sentido plural del nombre colectivo, y no con su condición gramatical de sustantivo singular: «Esa gente nos están masacrando» (RdgzJuliá Peloteros [P. Rico 1997]); «La gente que componía todas esas regiones de Santander del Sur, sur de Bolívar y parte de Antioquia fueron muy afectadas por la violencia oficial» (Calvo Colombia [Col. 1987]); debió decirse nos está masacrando y fue muy afectada, respectivamente. La concordancia en plural sí es admisible cuando se pasa de una oración a otra, pues en ese caso al segundo verbo le corresponde, en realidad, un sujeto plural tácito: «La gente se acercaba y en cuanto veían la escena chillaban» (Llongueras Llongueras [Esp. 2001]); «Preguntábamos a la gente cómo se imaginaban que era Manuel Rodríguez» (Ruffinelli Guzmán [Ur. 2001]), esto es, cómo se imaginaban [ellos] que era... En las oraciones copulativas con ser cuyo atributo no es un adjetivo, sino un sustantivo, tanto el verbo como el atributo van en plural: «Esta gente son asesinos» (Universal [Ven.] 7.4.97); pero si el atributo es un adjetivo, es incorrecta la concordancia en plural: «La gente aquí son desordenados» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); debió decirse La gente aquí es desordenada. Cuando en el colectivo está incluida la persona que habla o a quien se habla, es normal en el habla coloquial poner el verbo en primera o segunda persona del plural: «La gente de teatro nos conformamos con poco y nada» (Clarín [Arg.] 12.2.97); «A los pocos días, toda la familia navegábamos por el Atlántico» (Olmos Marina [Esp. 1995]); «La gente mayor siempre habláis de la vida» (Gala Ulises [Esp. 1975]).
4.8. Sujeto de cuantificador + de + sustantivo en plural. Los sustantivos cuantificadores son aquellos que, siendo singulares, designan una pluralidad de seres de cualquier clase; la clase se especifica mediante un complemento con de cuyo núcleo es, normalmente, un sustantivo en plural: la mitad de los animales, la mayoría de los profesores, una minoría de los presentes, el resto de los libros, el diez por ciento de los votantes, un grupo de alumnos, un montón de cosas, infinidad de amigos, multitud de problemas, etc. La mayor parte de estos cuantificadores admiten la concordancia con el verbo tanto en singular como en plural, dependiendo de si se juzga como núcleo del sujeto el cuantificador singular o el sustantivo en plural que especifica su referencia, siendo mayoritaria, en general, la concordancia en plural: «Hacia 1940 la mayoría de estos poetas había escrito lo mejor de su obra» (Paz Sombras [Méx. 1983]); «La mayoría de los visitantes habían salido» (Marías Corazón [Esp. 1992]); «Una veintena de personas ocupaba la sala» (Chavarría Rojo [Ur. 2002]); «Una veintena de curiosos observaban de lejos a un piquete» (PzReverte Maestro [Esp. 1988]); sin embargo, cuando el verbo lleva un atributo o un complemento predicativo, solo es normal la concordancia en plural: «La mayoría de estos asesinos son muy inteligentes» (Mendoza Satanás [Col. 2002]); «La inmensa mayoría de las casas permanecían vacías» (Savater Caronte [Esp. 1981]). Los sustantivos cuantificadores que se usan sin determinante (infinidad, cantidad, multitud) establecen la concordancia obligatoriamente en plural, pues, en realidad, forman con la preposición de una locución que determina al sustantivo plural, que es el verdadero núcleo del sujeto: «Infinidad de católicos desatendieron semejante orden pontificia» (Vidal Ocultismo [Esp. 1995]); «Cantidad de organizaciones se dedican a [...] ayudar a personas que han sido víctimas de abuso sexual» (NHerald [EE. UU.] 21.10.97).
4.9. Sujeto de nombre común en plural con verbo en primera o segunda persona del plural. Cuando el sujeto es un sustantivo plural y se desea señalar que en su referencia está incluida la persona que habla o a quien se habla, el verbo se pondrá, respectivamente, en primera o en segunda persona del plural: «Los cubanos tomamos café por la mañana» (Matos Noche [Cuba 2002]); «¡Vaya, todos los chicos sois iguales!» (Llongueras Llongueras [Esp. 2001]).
4.10. Concordancia verbal en oraciones copulativas. ser, 2.1.1.
4.11. uno de los que + verbo. La presencia de dos elementos en esta construcción, uno singular (uno) y otro plural (los que), hace que se vacile entre poner el verbo en singular o en plural: «Uno de los que logró llegar a la orilla [...] hubo de lanzarse de nuevo al agua» (País [Esp.] 11.10.80); «Uno de los que votaron en contra fue el ex ministro sin cartera» (País [Esp.] 2.2.84). La concordancia gramaticalmente más correcta es la que lleva el verbo en plural, pues el sujeto es, en estos casos, el relativo plural los/las que; pero se admite también la concordancia en singular. Si esta construcción forma parte del atributo de una oración copulativa y el sujeto del verbo ser es un pronombre de primera o de segunda persona del singular (yo, tú/vos), el verbo de la oración de relativo debe ir en tercera persona, preferentemente del plural, aunque también se admita el singular: «Yo era uno de los que pugnaban para que la Basílica se constituyera en diócesis autónoma» (Proceso [Méx.] 3.11.96); «Yo fui uno de los que besó su mano» (Serrano Dios [Col. 2000]); no es correcto poner el verbo en primera o segunda persona del singular: «Vos eras uno de los que estabas con la gente que huyó» (Semana [Col.] 1-8.10.96).
4.12. yo soy de los que, tú eres o vos sos de los que + verbo. Se trata de una construcción partitiva en la que se ha elidido el indefinido uno (soy [uno] de los que, eres/sos [uno] de los que), por lo que la concordancia se atiene a los mismos criterios expresados en el párrafo anterior ( 4.11); así, el verbo de la oración de relativo deberá ir, preferentemente, en tercera persona del plural, en concordancia estricta con su sujeto gramatical, que es el relativo plural los/las que: «Soy de los que piensan que solo la vida intensamente vivida merece la pena» (Rojo Matar [Esp. 2002]); menos recomendable, aunque admisible, es poner el verbo en tercera persona del singular, concordando con el indefinido elidido uno: «Yo soy de los que cree que a la historia no la para nadie» (Herrera Casa [Ven. 1985]); pero debe evitarse la concordancia en primera o segunda persona del singular: «Soy de los que pienso que este es un proceso que se tiene que hacer bien» (Vanguardia [Esp.] 18.8.94).
4.13. yo soy el que (o quien), tú eres o vos sos el que (o quien) + verbo. Se trata de oraciones copulativas enfáticas cuyo atributo es una oración de relativo sin antecedente expreso. Si el sujeto del verbo ser es un pronombre de primera o de segunda persona del singular (yo, tú/vos), el verbo de la oración de relativo puede ir, bien en tercera persona del singular, en concordancia estricta con su sujeto gramatical (el/la que o quien), opción mayoritaria en el habla culta: «Yo soy el que manda acá» (Soriano León [Arg. 1986]); bien en primera o segunda persona del singular, concordando con el sujeto del verbo ser, opción habitual en el habla coloquial y que expresa mayor implicación afectiva por parte del hablante: «Por primera vez en mi vida yo soy la que tengo el control» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]). Si se invierte el orden y la oración de relativo antecede al verbo ser, es menos frecuente que el verbo aparezca en primera o segunda persona; así, es más normal decir El que manda soy yo que El que mando soy yo. Cuando el sujeto de ser es un pronombre de primera o segunda persona del plural (nosotros, vosotros), el verbo de la oración de relativo no va nunca en tercera persona, sino que la concordancia se establece siempre con el pronombre personal: «Nosotros somos los que mandamos» (Chase Pavo [C. Rica 1996]).

Diccionario panhispánico de dudas. 2013.

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